Escribo a oscuras. Llego a casa y no me quito ni el traje. Lo cierto es que nunca me lo quito. Y escribo a oscuras. El castillo ya no me da miedo porque llevo 13 años viviendo en él. Y sólo salgo al bosque para recoger leña. Pero el bosque sí me da miedo.
Podría decirse que vivo atormentado por mis fantasmas interiores, pero es un recurso literario demasiado artificial y gastado, y su efecto sobre el lector no consigue, en el mejor de los casos, arrancar más que una forzada sonrisa de resignación.
A veces envío invitaciones para tomar el té a direcciones inventadas, pero la gente no suele contestar. Un día me llegó una carta de alguien invitándome a tomar el té. Pero tenía que desplazarme a Londres, y no me pareció correcto. Supuse que se trataba de alguien que quería tomarme el pelo o asesinarme.
No tengo mascotas, porque me parece que si un día me decidiera a prescindir de una parte del tiempo que dedico a mi persona para, seguidamente, dedicarle ese mismo tiempo a otro ser vivo, me moriría. Necesito estar muchas horas del día atento a todo lo que pasa a mi alrededor. Porque sé que si pierdo la concentración podría morir, y eso es algo que me da mucho miedo. Es por eso por lo que apenas duermo. Por eso no tengo mascotas. Aunque a veces, cuando alguna ventana del castillo está abierta por error, o el viento o los espíritus la han abierto, entran cuervos que me hacen compañía. Sé que les caigo bien porque no me hacen daño.
El hecho de que escriba a oscuras se debe a que siempre escribo por la noche, y por la noche no hay luz. Una vez, en el sótano encontré una vieja lámpara que funcionaba con gasolina, pero no encontré gasolina. Así que en el castillo no hay más luz que la que entra por la mañana.
Cuando era más joven tenía más miedo que ahora, así que tenía que ocupar el tiempo en hacer cosas. Y empecé a coleccionar cosas. La primera colección que tuve estaba formada por novecientos ochenta y cinco obituarios del periódico local. Dejé de coleccionarlos porque hubo un incendio en la redacción y murieron todos y ya nadie quiso nunca más seguir con el periódico. La segunda colección estaba formada por una rata que me regaló un taxidermista que vivía a cuarenta minutos de mi casa a través del bosque. Así que decidí coleccionar animales disecados que él me iría regalando en el futuro, pero nunca más lo volví a ver. Ahora ya no colecciono cosas porque me parece que es muy aburrido y ya no tengo tanto miedo.
Una vez encontré un álbum de fotografías en la biblioteca de la segunda planta gracias a la cual supe que mi bisabuelo era conde. Ahora tengo que marcharme porque siempre que el viejo reloj de cuco de la sala de estar me avisa doce veces, me voy a dormir. A mí me parece bien porque siempre me avisa a la misma hora.
Damien von Augsten.
tarde o temprano aceptara la invitación para tomar el té, conde, y entonces... entonces le serviré las pastas mas deliciosas que haya probado nunca, MWHAHAHAHAHAHAHA.
Me gusta mucho. Y sí, estoy tonto pero no afecta a mi criterio
que bonito
Posted by: el angel de las mil violetas en: 15 de Enero 2007 a las 11:03 PMMe gusta...
Me gusta mucho.
Un beso
Posted by: Letras Huecas en: 18 de Enero 2007 a las 10:53 AMMuy códex de warhammer
Pero no está mal
Bastante flojo. Un amago barroco que resulta pesado y de dificil digestion , sobre todo por la falta de ritmo. Sigue practicando.
Posted by: H.risto en: 19 de Enero 2007 a las 12:35 PMSí, tiene la fama muy subida a la cabeza, y ahora sólo se dedica a publicar textos mediocres o de dudosa calidad.
Posted by: Evaristo en: 20 de Enero 2007 a las 04:33 AM Escribe un comentario